COMO ERA DE ESPERARSE, ESTÀ SUCEDIENDO OTRA VEZ. CREO QUE EL ODIO QUE LE TENGO A LOS DOMINGOS POR LA MAÑANA ESTÁ BIEN JUSTIFICADO, AUNQUE MI MADRE DIGA LO CONTRARIO.
CON TODA LA MOLESTIA DEL MUNDO, ACATO LA ORDEN DE MI SEÑORA MADRE Y TERMINO DE VESTIRME, ALLÍ ES DONDE COMIENZA LA MAÑANA MÁS FASTIDIOSA DE LA SEMANA.
UN GRITO RETUMBA EN LA SALA: ¡YA NOS VAMOS!,¡MUEVETE!.
TOMO MI CARTERA Y MI CELULAR, BAJO LAS ESCALERAS QUE DAN A LA SALIDA DE MI CASA DONDE ME ESPERA MAMÁ CON CARA DE “TE TARDASTE”.
CAMINANDO EN EL MEDIO DE LA CALLE VOY LAMENTANDOME, CON LA BOCA CERRADA, DE AQUELLA TERRIBLE SENSACIÒN DE SER LEVANTADO A LAS 8 PARA VISITAR EL SUPERMERCADO. JURO QUE ESE ES EL MOMENTO EN EL QUE ME ARREPIENTO HABERME DORMIDO A LAS 4:00 DEL DÍA ANTERIOR.
LLEGAMOS A NUESTRO DESTINO Y MAMÁ ME ENCARGA DEL CARRITO DE COMPRAS. PRIMERO ME LLEVA A LA SECCIÓN DE VEGETALES, FRUTAS Y TODAS ESAS COSAS VERDES. DESPUÉS DE VER 600 MANZANAS, ANALIZAR 40 PLÁTANOS, MOVER 500 TOMATES, QUEJARSE DE LA CALIDAD DE 10 PAPAS Y HABLAR 15 MINUTOS CON UNA SEÑORA DESCONOCIDA, MAMÁ, SOLO DECIDE TOMAR 3 CEBOLLAS Y UNA LECHUGA.
ME PASEA POR 3 PASILLOS MÁS HASTA QUE LLEGAMOS AL DE LA MUERTE LENTA, EL DE LAS CARNES. MI MADRE SE DESVÍA A OTRO PASILLO, SE DA LA VUELTA Y EXCLAMA: “AGARRA UN NÚMERO DAVIDSITO”.TOMO UNO DE ESOS PAPELITOS DESPUÉS DE QUE 4 VIEJITAS DECIDIERAN CAERSE A CUENTOS FUERA DEL AREA DE LA COLA. REVISO Y ME DOY CUENTA DE QUE SOY EL NÚMERO 85.VOLTEO A LA PARED, DONDE SE VE REFLEJADO UN 43. EN ESE MOMENTO ME VIENEN A LA CABEZA UNAS CUANTAS PALABRAS QUE NO PODRÉ PUBLICAR AQUÍ PARA NO FALTAR EL RESPETO DE NADIE.
EL TIPO QUE PICA CON CRUELDAD CADA PEDAZO DE CARNE VA GRITANDO: ¡NÚMERO 46, 47, 48!, AJA SEÑORA QUE QUIERE….
YA TENGO MEDIA HORA ESPERANDO SOLO CON MI CARRITO. CUANDO MI PACIENCIA YA ESTABA EN SU PEOR ESTADO DE DETERIORO, EL CARNICERO GRITA: ¡83!
LA EMOCIÓN COLMA MIS SENTIDOS, SOLO FALTABAN DOS NUMERITOS. DE LA NADA SALE MI MADRE, Y CON SONRRISA A MEDIA ASTA PRONUNCIA LAS SIGUIENTES PALABRAS:
“HIJO, TU HERMANO ME ACABA DE LLAMAR, EL YA HIZO UN MERCADITO, ASI QUE YA NOS PODEMOS IR A CASA”.
MIS OJOS CAMBIARON DE EXPRESIÓN, Y CON GANAS DE GRITAR, ME ALEJÉ CON GUSTO DE AQUEL ESPANTOSO UNIVERSO.
-RAYMOND MARIÑO-
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